El interés de los zaragozanos por el swing no ha hecho más que crecer en los últimos cinco años. Algo a lo que ha contribuido notablemente la escuela ZaraSwing, la primera en impartir clases de Lindy Hop en Zaragoza, la forma más extendida de bailar el swing.
Todo empezó cuando David Manero, zaragozano residente en Barcelona, se contagió de la locura del swing. “Estuve asistiendo a clases de swing allí durante tres años y al ver que en Zaragoza no había nada parecido comencé a plantearme la opción de hacer algo aquí”. Para ello contactó con la catalana Marta Montserrat, quien había sido profesora durante años en la misma escuela a la que David asistía y quien curiosamente residía desde hacía unos años en Zaragoza. La idea le pareció fantástica a Marta.
“Al principio dábamos solo una o dos clases gratuitas de swing al mes puesto que necesitábamos coincidir ambos el fin de semana en Zaragoza y no siempre era fácil”, recuerda David entre risas. En ese momento de 2010 nacía ZaraSwing. “Desde el primer momento Marta y yo nos planteamos crear una comunidad del swing en Zaragoza por eso junto con las clases empezamos a organizar fiestas”
Cuando poco después David se instaló en Zaragoza de manera permanente, comenzaron a dar clases de swing de manera regular. Las primeras tuvieron lugar en La Ventana Cultural, un lugar donde hoy las continúan impartiendo. “Cada vez venía más gente a nuestras clases, éramos solo dos profesores y la cosa empezó a darnos cierto vértigo”, comenta Marta. La solución pasó por formar nuevas parejas de profesores que en la actualidad imparten clases junto con Marta y David además de en la Ventana Cultural, en Las Armas y en el Estudio de danza Fernanda Bazán. Más de 220 alumnos repartidos en estas tres “sedes del swing” y aproximadamente unos 900 en estos cinco años de actividad de ZaraSwing.
Clases que compaginan con las clases abiertas y gratuitas que siguen impartiendo en el Café Dublín y en el Gran Café Zaragozano y con las fiestas a las que cada vez acude más gente.
¿Cuál es la clave del éxito? ¿Cómo se explica este boom del swing en nuestra ciudad? Ellos lo tienen muy claro: te aporta alegría y vitalidad y se desarrolla en un ambiente muy agradable. “Lo mejor del swing es el ambiente. Todo el mundo es super agradable y además bailar te da mucha energía”, nos comenta Patricia Lafuente quien lleva seis meses bailando. Opinión que coincide con la de Jesús Soler, miembro de la asociación SwingOn y un veterano del swing en Zaragoza: “Bailar swing me desconecta de la realidad, es una válvula de escape en mi día a día… Además el ambiente es muy sano y la gente es muy simpática. Por eso la gente se engancha, más que por el swing en sí, por el buen ambiente que hay”
Pero esto no es todo. El éxito del swing radica también en una técnica más sencilla de lo que pueda parecer inicialmente. “Cuando ves a alguien bailando Lindy puede parecer complicado, pero en cuanto lo pruebas te das cuenta de que no lo es. No hay un límite de edad, no exige una gran condición física y además es un baile muy agradecido porque una vez aprendes los fundamentos básicos, (y se aprenden básicamente en el primer curso) improvisas” nos desvela Marta Montserrat. Y es que a diferencia de otros tipos de baile como puedan ser los bailes de salón, en el swing la clave es la improvisación. “Puedes convertir cada canción en algo totalmente único y distinto”.
Para los más tímidos cabe destacar también que no es un baile invasivo y siempre hay bastante distancia entre las dos personas. Ah, y algo más. Ni siquiera es necesario tener pareja para aprender a bailar swing. “No es habitual bailar siempre con la misma pareja, de hecho ni siquiera es recomendable. Lo que hacemos es favorecer las rotaciones de parejas para que las personas que acuden solas tengan las mismas posibilidades de aprender”, comenta David Manero.
Un ejemplo palpable del éxito del swing en nuestra ciudad reside en el ZaraSwing Festival, un evento que la escuela ZaraSwing viene organizando desde 2011 a finales del mes de octubre para promocionar el swing. “Al principio nuestra idea era traer profesores de otros puntos de España para que la gente viera otra forma de bailar swing, puesto que el Lindy Hop no es la única forma de hacerlo. En los últimos años hemos conseguido hacerlo a nivel internacional”, comenta satisfecho David. No es para menos, pues en la edición de 2015 contaron con cerca de 200 participantes venidos de dentro y fuera de nuestras fronteras. “Está claro que la escena del swing en Zaragoza poco a poco va cobrando importancia dentro del panorama nacional. Ahora mismo estamos entre las diez primeras ciudades en las que se baila swing en España”
La actividad de ZaraSwing no cesa y son muchos los proyectos que tienen en mente como por ejemplo organizar junto con otras escuelas de toda España algún tipo de competición; celebrar un campamento de swing en Morillo de Tou o comenzar a impartir clases de swing para niños. Aunque quizá haya algo que anhelan con especial cariño: “Nos gustaría poder encontrar un local y tener nuestra escuela propia. Un lugar que más que una simple escuela fuera también un lugar de reunión de toda la comunidad del swing en Zaragoza con espacios para escuchar música, charlar, bailar, tomar algo…” nos cuenta Marta mientras sonríe.
Y es que swing y sonrisa parecen formar una especie de tándem indisoluble. Porque rara vez puede verse a una pareja bailando swing sin sonreír. Pueden comprobarlo ustedes mismos. Solo permanezcan con los ojos bien abiertos. Tal vez la próxima vez que paseen por Zaragoza se los encuentren bailando en uno de sus “clandestinos” vestidos como lo hacían en los años 20. Un consejo: dejen la vergüenza a un lado, acérquense y únanse a ellos. No se arrepentirán.